Una novela frenética, desternillante, con un final deslumbrante, sobre la vanidad y la hipocresía en el mundo de la farándula y sobre nuestras dudas más íntimas.
Tras un gran escritor, siempre hay un gran lector. Y Joaquín Reyes lo ha leído todo. Su pasión por la literatura rusa más sesuda es la prueba de que el humor es en realidad una cosa muy seria.
Una novela que replica la idea de su título: ambientada en una única semana de la vida de su protagonista, un humorista en su peor y mejor momento, describe los siete días que podrían acabar con su vida, empieza con la risa y la miseria, para subir y subir y subir hasta estallar en una apoteosis de carcajadas y lloros.