«Los recuerdos, que son muchos, van y vienen, sin que yo consiga colocarlos. Nunca estoy seguro de qué sucedió antes o después, me bailan los nombres, las caras… Es como si el libro de mi vida allá se hubiese deshecho y me quedara en las manos un puñado de hojas que no consigo ordenar de nuevo. A veces, incluso, es como si esos recuerdos no fuesen míos… Ni siquiera estoy seguro de diferenciar lo que he vivido y lo que he imaginado». Somos lo que recordamos. Pero la memoria no es un registro objetivo e inalterable. Sabela intenta reconstruir una historia, una parte de su historia, a través de los recuerdos de Fidel. Pero hay más hilos que se van entretejiendo en ese proceso de recuperación, otras personas, otras memorias. Porque también somos lo que los demás recuerdan. Y en esas memorias, propias y ajenas, hay amor y cariño, y hay rencores y odios. Por eso recordar no es inocuo. Pero quién no recuerda, no vive.
Después de tres años dedicado a Ardalén, Miguelanxo Prado nos ofrece su obra más extensa y ambiciosa hasta la fecha. Un relato fascinante sobre los recuerdos y la memoria, con personajes inolvidables y la maestría de uno de los mejores autores de cómic de nuestro país. En Ardalén encontramos un puñado de seres humanos que se ayudan y se hacen daño unos a otros, algunos llegan a quererse, y todos se aferran a sus recuerdos para intentar evitar el naufragio.