Hay todo una generación de cinéfilos, de menos de 35 años, que apenas ha visto cine del siglo XX. Su gusto cinematográfico se ha formado con títulos como Pulp ficción, Titanic, El señor de los anillos o Harry Potter. Para ellos “cine clásico” son La guerra de las galaxias, E.T. o El rey León y más atrás en el tiempo solo les suenan (a algunos) títulos como Lo que el viento se llevó, Casablanca o Ben-Hur. Estamos en una época en que nuestra relación con lo audiovisual está cambiando radicalmente. Nos gusta hacer lo que hace la mayoría, queremos estar al día en lo más nuevo, y no solemos mirar hacia atrás, al origen de las cosas.
Sjöström no es un mueble de Ikea es una sencilla y amena guía por la Historia del cine, desde sus orígenes hasta la implantación de la tecnología digital, que acerca, tanto a los nuevos amantes del cine como a los más veteranos, a sus momentos más importantes. Centrándose en los continuos avances técnicos y en los cambios sociales que lo hicieron evolucionar, (re)descubriremos como se inventó la cámara de cine, quién estableció el lenguaje cinematográfico, porqué las producciones americanas son las más vistas, como surgió el cine de autor o porqué en los 80 el cine europeo fue sepultado por Hollywood. Además, esta Historia rescata corrientes y carreras cinematográficas independientes, o de los más variados países, que la predominancia del cine comercial ha ocultado al gran público; desde el cine soviético, al underground neoyorquino, pasando, claro está, por Sjöström.